Tres aforismos encadenados
Hay filósofos de tal altura y profundidad, que para llegar a ellos uno
ha de ser (a un tiempo) alpinista y espeleólogo.
ha de ser (a un tiempo) alpinista y espeleólogo.
***
Era de esperar: desde aquella altura las nubes ocultaban el valle.
Y el espeleólogo acabó perdido en el oscuro laberinto de la caverna.
***
Pero mira: una luz en la caverna; al tiempo que afuera (allá arriba)
las nubes se disipan.
***